Hace unos días escribí un post sobre leones y jirafas. Y no gustó a todo el mundo.
Hubo quien me dijo que lo primero es quererse a sí mismo. Que sin eso no vas a ningún lado, por muchos leones que encuentres.
Y tienen razón.
Quizá he ido demasiado rápido. Quizá me salté un paso. Quizá omití que hay que empezar por uno mismo.
Porque para encontrar un león, primero hay que ser leona. O viceversa. Merecerlo.
Y sólo cuando eso ocurra, podrás elegir. Estar solo si es tu deseo. O con alguien. Lo que quieras. Porque estarás preparado para ser feliz de cualquier manera.
Así que, aunque sea a destiempo, vamos a solucionarlo.
Y no voy a acudir a una película esta vez, tenía el recurso mucho más a mano. Hace algunas Navidades mi tía me envió una postal que aún conservo. Tampoco tiene nada muy especial, supongo que es una de esas cosas que te cogen en el día adecuado y se te quedan grabadas. El caso es que incluía una frase que me hizo pensar.
Me hizo pensar en que esa postal decía la verdad. No podrás dar nada que en ti no haya crecido. Primero aceptarte como persona y dejar nacer en ti lo que quieras ofrecer a los demás. Si no, es imposible.
Y yo no estaba seguro de estar cumpliendo esa premisa.
Así que me puse manos a la obra. Y podría decirse que he aprendido algunas lecciones. No me malinterpretéis, cuesta cumplir con la teoría siempre. Predicar con el ejemplo. Y a veces tropiezo. Mucho. Pero vamos a intentarlo, porque…
El día que te aceptes a ti mismo aprenderás a mirar más hacia dentro y menos hacia afuera.
Entenderás que la soledad es necesaria. Encontrarse con uno mismo. Conocerse para luego poder conocer a otros.
Entenderás que tu felicidad no depende de la pareja con la que acabes. Que no es relevante si aquella chica te dejó o si tú dejaste escapar aquella oportunidad, si acertaste o si te equivocaste. Que tu felicidad debe situarse en un nivel superior. Siendo quien quieres ser. Y, si eso ocurre, lo demás vendrá solo, porque entonces sólo se puede acertar.
El día que te aceptes a ti mismo entenderás que antes de que se rían de ti lo mejor es reírse de uno mismo. Es mucho más divertido y dejas a los demás en fuera de juego.
Entenderás que hay pocas cosas seguras, pero una de ellas es que nunca vas a ser tan joven como hoy. Jamás.
Y entenderás que cuando tengas 60 años y mires una foto tuya con 30 te verás guap@. Y pensarás que fue una tontería quedarte en casa aquel día porque te veías regular. Así que los complejos mejor dejarlos en casa.
Y cuando mires esa foto con 60 años tampoco querrás pensar que pasaste de puntillas por la vida. Porque también entenderás las palabras carpe diem.
Pero no como nos la han contado muchas veces. Vive el momento, vete lo más lejos posible, prueba todas las sustancias que encuentres a tu paso y ten todas las experiencias que puedas cuanto antes. Vive rápido y alocadamente.
No. No se trataba de eso.
Era simplemente vivir eligiendo por ti mismo. Así de simple. Que no elijan por ti. Y, a ser posible, haciendo la vida mejor a alguien.
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida”
El Club de los Poetas Muertos (1989)
Comprenderás que dentro de 30 años los defectos físicos de ahora darán igual.
Y que dentro de 100 darán más igual todavía. Porque la muerte nos iguala a todos. A los ricos, a los pobres, a los guapos, a los feos, a los blogueros de éxito y a los que escriben para sí mismos.
Entenderás la suerte que tienes de estar sano. Porque cuando pierdes eso todos los demás problemas dejan de preocuparte. Cobran su importancia real: ninguna.
Si no tienes una enfermedad terminal, si puedes correr y puedes reír, no tienes por qué quejarte. Sal y cómete el mundo. O quédate en casa. Lo que quieras, pero no puedes protestar.
Entenderás que si no te gusta tu cuerpo, está en tu mano cambiarlo. Sólo tienes un enemigo. Tu pereza. Y para vencerla solo hay una palabra mágica. Acción.
Entenderás que el miedo sólo es útil viendo una película de terror en buena compañía. Los miedos que te impiden perseguir tus sueños, mejor dejarlos a un lado.
Entenderás que está en tu mano escribir el guión de tu vida. Transformarlo de la serie mediocre que es ahora a un éxito de taquilla.
Y entenderás lo más importante.
Que ser feliz depende de ti. Que debes aprender a estar solo para poder estar con alguien.
Y que si decides buscar una leona, lo primero es convertirte en león.
¿Y vosotr@s? ¿Algún consejo para ser león o leona? Vuestros comentarios es lo que más ilusión me hace 🙂
Sos lo más! Me siento muy identificada con varias cosas de las que escribes!
Nunca es tarde para ser uno mismo…. La cuestión es que cuando nos damos cuenta de lo que queremos, de lo que sentimos y de lo que queremos ser, es donde la acción de llevar a cabo esas emociones, situaciones nos asusta y depende solo de nosotr@s arriesgarnos, disfrutar de la experiencia y confiar en el viaje de vida presente…
Gracias por la humildad de tu escrito y la realidad de que encontrarnos a nosotros mism@s es la prioridad de cada momento presente. Bendiciones y un saludo
Yo he tardado 33 años en empezar a buscarme, a transformarme, a ser quien soy. Y te voy a decir que es lo más fantástico que he hecho nunca. Así que sé perfectamente de lo que hablas hoy…
Lindo post… y además muy cierto
Con tu permiso te comparto…
Enganchada al 100% a tus palabras desde tu primera invitación..
Poco queda que decir que no se haya dicho ya…solo añadiría. ..si no te quieres a ti mismo tampoco serás capaz de querer a los demás como se merecen.
Mirar de lejos… mirarse el ombligo… q más da. De todo se aprende, aprender fundamentalmente a no hacer daño a los demás (al menos conscientemente);” I’m sorry” no me vale desde q tienes uso de razón, pero reconforta. Si piensas cada mañana en lo que eres capaz de dar (a otros a ser posible) lo demás vendrá rodado.
En cualquier caso como siempre, tienes la “palabra justa, la mirada perfecta” y la conclusión: todas estas enfermedades se curan con los años….. y raro es que te arrepientas de cosas q has hecho xq algo habrás aprendido. Pero de lo que no has hecho…..
Me pasé dos años viviendo sola en una ciudad sin amigos, yendo de casa a trabajar y de trabajar a casa. La soldedad qué dificil es!! Llegué a ver el fondo oscuro del pozo… pero sabes que? cuando llegas al fondo, no hay otro camino más que el de la salida, hacia la luz. Después de vivir toda mi vida con miedo a TODO, no tuve otro remedio que enfrentarme. Acepté la soledad y me hice su amiga. Gracias a ello, empecé a verme como soy, a conocerme y a aceptarme. Gracias a la soledad me dí cuenta de que para vivir no tengo que depender de cualquiera que se me acerque, que soy fuerte y que si es necesario lo puedo hacer yo sola. Lo he hecho una vez, y lo puedo volver a hacer. Todavía tengo muchos miedos, y no creo que siquiera haya llegado a cervatillo 😉 pero voy en camino. Sin la soledad de aquélla época no habría tenido las amistades que tengo ahora, ni a mi pareja, y me estaría preguntando, como en aquél entonces, si de verdad quiero a esa persona por quién es, o solo estoy con ella por mitigar mi soledad. Ahora ya sé la respuesta.
Besos
Buenas !!! Un gran post de nuevo. He de decir que me tienes enganchadísima a tu blog 🙂
Por experiencia personal pienso lo mismo. Después de muchos intentos fallidos, te das cuenta que lo único que estabas haciendo era darte contra tu propio muro. Tus propios miedos, inseguridades, los “NO PUEDO” ( que personamente destesto profundamente 🙂 ) y a no ser que haya algo fisico o sustancial que te lo impida, es simplemente cobardia ¡Y los cobardes no llegan a ninguna parte ! Así que tienes toda la razón, Hay que hacerse el gran favor a uno mismo de convertirse en un leon o leona. Disfrutar de cada segundo que tienes. Hacer el maximo bien posible en este mundo, dejar tu pequeña huella. Porque aunque de esta manera solo cambies la vida de una persona, ya habrás hecho algo grande 🙂
Un saludo,
Carol