¿Dónde estás?

El jueves volvía en el vuelo FR2054 de Palma de Mallorca a Madrid.

Y entonces la vi.

Quizá fuese la chica a la que me refería en mi entrada inicial. No lo sé. El caso es que no pude evitar acordarme de aquel texto.

Y eso me ha hecho volver hoy aquí a contarlo.

Confesaré que estaba escribiendo el relato de lo que ocurrió, pero he tenido que borrarlo. Hay cosas que no se pueden contar, historias a las cuales las palabras escritas no hacen mérito.

La sala de espera, el túnel de entrada al avión, las miradas. Sentirla tan cerca, sin decirnos nada, y saber que es recíproco.

Incluso en el metro de Barajas, la última mirada y la invitación a seguirla. Y el metro que se va por unos segundos y que nos separa para siempre. La llegada a Nuevos Ministerios y la confirmación de que se ha terminado.

¿Era ella? Quizá. O al menos era aquello que representaba mi primer texto en este blog.

Pero no nos atrevimos.

Jugamos con fuego suponiendo que habría otra oportunidad. Que el metro esperaría por los dos. Pero no fue así.

Lo irreversible de perder a alguien siempre nos abruma. No hablo de la muerte.

Hablo de la cobardía de dejar escapar.

Esperando esa segunda oportunidad. Volver a cruzarnos en Madrid. Apelando a lo imposible.

Quizá esta entrada sea una llamada. No lo sé.

O quizá en el fondo se trate de una búsqueda infinita. Sin resolución posible. Un motivo para seguir.

Sí. Quizá prefiramos la perfección de lo desconocido. Porque, luego, quizá la realidad siempre decepciona.

Pero hoy no puedo pensar otra cosa que no sea arrepentimiento de no haber dicho un simple “espérame”

Al menos para no quedarme con la duda. Aunque esta duda me haya vuelto a remover por dentro. A veces es necesario para escribir.

Pero ya no sé si queda alguien por aquí. Si es así, que me haga una señal luminosa. Como la del aeropuerto de Barajas, pero no la de las pistas de aterrizaje. Una mucho más sutil. Una mirada y un roce buscado a propósito. Un gesto y una sonrisa. Lo que debió ser suficiente y no lo fue.

24 comentarios

  1. ¿Estás de coña ? pides lector 100% y desapareces para hacer cosas que tú y yo sabemos.
    Vuelves sobre el mismo tema una y otra vez.
    Si no tienes cojones para seguir déjalo estar pero no me seas nenaza con el rollito de “no me atreví”.
    O escribes de verdad (nunca dudé de ello hasta ahora) ó te quedarás en un intento patético de eso
    que dicen que pudo ser y al final nada.
    Si me notas cabreada es porque no soporto a las personas que prometen algo y luego no lo cumlpen.
    ¿Dónde está ese libro que ibas a publicar?
    No juegues a algo que te puede superar a no ser que seas sincero primero contigo mismo y luego con los demás.
    Ya te dije una vez que podías hacerlo siempre y cuando dejaras al margen al menos una gran parte de tus propias dudas, pero tendrás que convencerme de que así es actuando y no divagando;
    me parecen una falta de respeto tus exigencias cuando tú no cumples lo que promulgas.

    ¡ESCRIBE DE UNA PUÑETERA VEZ ESO QUE TIENES DENTRO,SÁCALO FUERA Ó DÉJALO!

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