El bueno de Johnny

No puede decirse que el de aquel verano fuese un mal viaje.

Nos lo pasamos bien. Hubo playa, naturaleza, copas, monumentos, noches de fiesta y viajes en ferry. Hubo de todo lo que se le puede pedir a un viaje de verano.

Y sin embargo, cuando rescato de mi memoria aquel viaje, lo primero que viene a mi cabeza es la imagen del bueno de Johnny con su guitarra.

O mejor dicho, la imagen de aquel imitador de Johnny Cash tocando y cantando la canción “Walk The Line” en aquella isla croata, escrita Hvar y pronunciada Bar.

Es curiosa la selección de recuerdos de nuestra mente. Un momento aparentemente sin importancia se convierte en el símbolo de un viaje. Una anécdota adelanta por la derecha a todas las playas, las fiestas, las copas, los monumentos y los ferrys, y prevalece sobre todo ello. Es como el icono que se coloca en una carpeta de fotos del ordenador. Una al azar. Como si fuese representativa de todas las demás.

Pues eso me pasa con este viaje. La Imagen de Johnny con su guitarra es el icono de esa carpeta en mi memoria.

El recuerdo imborrable de un viaje con mis dos amigos.

Y debajo, todo lo demás. Todo aquello que mientras planeábamos el viaje pensamos que sería lo que recordaríamos. Lo importante.

Pero nos equivocábamos.

Resulta que todo ha quedado enterrado bajo un momento minúsculo en el que tres amigos nos quedamos embobados escuchando a aquel tipo. Que ni siquiera se llamaba Johnny. Pero lo imitaba de maravilla. Y su novia, que hacía de June.

Y que tampoco sé si era su novia.

De pie, con una guitarra y un micro. Su novia June, o lo que fuese, a su lado. Un dúo perfecto. Un escenario inmejorable, la plaza de la isla de Hvar. La Iglesia al fondo y el mar a la espalda con algunos barcos atracados en el muelle. La luz de las farolas reflejadas en el suelo de piedra, dando un cariz amarillento a la escena.

Hvar plaze

Y Johnny trayendo de vuelta al cantante.

Es como si nuestro cerebro dijese: eh, para lo demás ya están las 300 fotos que hiciste con tu cámara digital y que ahora reposarán hasta la eternidad en tu ordenador. Porque jamás las vas a ver. Como mucho una vez, a tu vuelta, para enseñárselas a tu familia pasándolas a toda velocidad mientras todos ponen cara de póker a partir de la foto nº 10.

Y así hasta la 300.

Pero las guardas. Por si acaso. Algunas en horizontal, otras en vertical y muchas del revés. Qué más da.

Supongo que la mente se desprende misteriosamente de episodios que pensábamos esenciales, mientras guarda y magnifica otros que en el momento juzgábamos sin importancia. El tiempo pone los recuerdos en su sitio.

Recuerdo que la cara de mi amigo J mientras escuchábamos a Johnny era reflexiva. Nadie le preguntó nada, como si el momento fuese demasiado importante como para invadir la intimidad de quien es evidente que está pensando algo que le agita interiormente.

J no nos dijo nada, pero a la vuelta a Madrid dejó a su novia. Quizá J en ese momento estaba pensando en la complicidad de esos dos cantantes. Johnny y June. En que eso es lo que todos queremos.

En la Cuerda Floja (2005) – It Ain’t Me Babe (subtitulada)

Joder, si puedes cantar así con una mujer, no la dejes escapar.

Quizá ahora has puesto a descargar la película. Haces bien. Hay una escena en la que pensé al empezar este blog. Y lo vuelvo a hacer antes de cada entrada. Se trata de los inicios de Johnny, cuando tiene una audición para encontrar un manager que le grabe un disco. Tras tocar lo mejor de su repertorio, el manager le dice que no. Que eso ya lo ha escuchado a otros antes. Que ahora toque algo de verdad. Algo diferente. Que salga desde dentro. Y Johnny se acuerda de las canciones que tocaba para sí mismo cuando estaba en el ejército. Y las canta. Y entonces sí. Entonces nace el mito, el cantante, la estrella. Al buscar dentro en vez de fuera.

Yo intento escribir así. Podría escribir “las 10 cosas que nunca debes hacer borracho” o algo así. De eso que se comparte fácil en Facebook. Pero aquí no. Aquí he venido a bajar a las profundidades y a buscar la esencia. Aunque no viralice. Aunque suene pretencioso. Aunque nos quedemos solos.

pelicula descubriendo a Forrester escribir

Así que ahora a veces me pongo la canción Walk The Line de camino al trabajo. Y esos instantes me inspiran para escribir.

Porque revivo aquel momento. Y pienso que debe estar bien eso de andar derecho por una chica.

Porque la canción dice eso. El título de la película está mal traducido. Walk de line. Andar derecho. Como esos chicos que cambian su vida al encontrar a la chica adecuada. Al encontrarla a ELLA. Y ella se siente orgullosa de ser la que por fin cambió a ese chico gamberro. Pues Johnny ya lo había hecho antes, por una mujer. Por June.

It Ain't Me Babe johnny cash

Me pregunto si esos momentos camino del trabajo serán instantes seleccionados por mi memoria para el recuerdo. Uno de esos momentos pequeños que se quedan sin saber por qué.

A ti también te ha pasado. Tú no te acuerdas de aquel concierto al que fuiste aquel verano, en general. Te acuerdas del instante en que estabas en la barra que pusieron, una de esas de aluminio, y tu amiga te sorprendió con una cerveza y un abrazo.

No te acuerdas de la Universidad, sino de aquella tarde en la cafetería saltándote una clase y cambiando el mundo con tus amigos.

Y no te vas a acordar de esta entrada, en general. Te quedarás con una frase, seguramente una que a mí me sorprendería. Porque no pensé que fuese lo relevante. O con una escena de la película. O con la imagen de 3 amigos en Hvar, porque nos has puesto cara y ya existimos en tu mente. O con J dejando a su novia al llegar a Madrid.

No lo sé. Pero sí sé lo que nos pasó a nosotros.

Porque la respuesta es que no se trataba solo de Johnny.

Se trataba de nuestra amistad.

Johnny Cash June Carter

Se trataba de que ese momento representaba la amistad de 3 amigos que se fueron de viaje. Porque a veces olvidamos lo importante, y ahí está la memoria para poner las cosas en su sitio, aunque tarde unos meses o incluso años.

En silencio, simplemente escuchando a un músico callejero tocar una canción que a los 3 nos gustaba. No hacía falta hablar. Y no hacían copas, ni noches de fiesta, ni naturaleza, ni monumentos, ni playas, ni viajes en ferry. Ni ningún postureo. Estábamos allí, en cuerpo y alma, escuchando buena música en tranquilidad y buena compañía.

Y con eso era suficiente.

Suficiente para hacernos saber el motivo por el que estábamos allí, que no era otro que estar 3 amigos juntos acumulando recuerdos imborrables. Aunque en ese momento no lo supiésemos.

Y tenga que sonar esta canción para recordádnoslo.

En la Cuerda Floja (2005) – Walk The Line (subtitulada)

@soldadito_m

Si te ha gustado comparte, donde quieras. O comenta. Lo que sea, pero algo. Por favor 🙂 

25 comentarios

  1. Buenas Soldadito,
    Yo me quedo con la historia de tu amigo J, quizás porque creo saber lo que sintió. Hay tanto miedo a la soledad que mucha gente “se conforma” con la pareja que tienen, aunque haga mucho tiempo que no “anden derecho”. Me imagino las consecuencias de su decisión. Por un lado, la incertidumbre de saber si hizo lo correcto, la presión de la gente a su alrededor que no alcanzan a entender porque la dejó con lo buena pareja que hacían, con lo bien que se veían juntos. Por otro el miedo a no encontrar a esa persona que le hiciera andar derecho, a quedarse sólo, a no experimentar, quizá, nunca, esa sensación. Pero el mundo es para los valientes, y tu amigo fue valiente. Porque hay gente que no nos conformamos, que buscamos a esa persona que saque de nosotros nuestra mejor versión, que por mucho que pase el tiempo sigamos caminando recto por él, por ella. Porque no lo hacemos sólo por nosotros, tambien por el otro, porque creemos que tambien tienen derecho a conocer a su June o a su Johnny, aunque prefieran conformarse con quién les haga sentir cómodos. Pero ellos se lo pierden. Yo quiero eso, andar recto, no me conformo, aunque quizá nunca encuentre a mi Johnny. ¿Es posible saber si tu amigo J encontró a su June?
    Un saludo.

    1. Pues de momento J no ha encontrado a su June! Pero quién sabe… Muchas gracias por tus palabras, tu texto está cargado de sentimiento , un abrazo!

  2. Me quedo con que “el tiempo pone los recuerdos en su sitio” y espero de todo corazón que haga lo mismo con personas y sentimientos. Que sepa ordenarlos y dar luz donde ahora mismo sólo hay tinieblas.
    Yo voy a darle una oportunidad al tiempo, porque no quiero ni puedo volver a equivocarme… Y espero que él me haga el regalo de indicarme el camino o, al menos, hacerme el trayecto un poco más facil.
    Hoy me he levantado un poco a traspié, qué le vamos a hacer… 🙁

  3. El tiempo pone los recuerdos en su sitio!!!! Cuantos recuerdos vienen hoy a mi memoria al leerte y lloro ante tales recuerdos, porque son recuerdos de grandes momentos, tal como los describes, imborrables, que no se podrán repetir.

  4. Madrileña e ingeniera, y tal vez por eso me conmueve tanto tu blog, o quizás sea tu increíble talento lo que me trae de vuelta cada vez que publicas. Enhorabuena, un blog excelente!

  5. Da gusto que siga habiendo buenos blogs donde leer cosas que valgan la pena y no esas “10 cosas que no debes hacer cuando estás borracho” que comentas en tu entrada.
    Te has ganado un nuevo lector!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *