Y tú preocupada.
Preocupada por esa primera cita. Por tener preparados temas de conversación, por evitar silencios incómodos. Por ofrecer tu mejor versión.
Y, sin embargo, no era necesario.
No era necesario porque me tenías ganado de antemano. Me habías ganado antes de jugar el partido, incluso antes de saltar al campo. Mucho antes de entrar por la puerta de mi casa.
Pero hoy cuando has entrado tenías la sonrisa de las primeras citas. La sonrisa nerviosa y tensa de querer causar una buena impresión, porque aún no hay confianza y ya se ha subido el telón.
La sonrisa del episodio piloto.
Puedes seguir leyendo este post en el siguiente enlace, ya que lo escribí para otro Blog 🙂
http://compartiendomacarrones.com/2015/12/09/historia-de-diciembre-me-tenias-con-el-hola/
Gracias!
Genial
Me encantó tu entrada, tiene banda sonora?
Ha sido un verdadero placer que decidieras compartir macarrones con nosotros. Una preciosa entrada y una manera de escribir sensacional. A nosotros también nos tienes con el Hola, soldadito.
Un abrazo enorme
Te he encontrado por ahí. Sin más, sin buscarlo. Y no sé si ha sido la reproducción aleatoria de Spotify que ha puesto una canción preciosa de Sleeping at last en el momento oportuno, o yo que estoy más sensible de lo que acostumbro. Pero estoy escribiendo esto (que no tiene demasiado sentido) para decirte que hay algo que ha dado la vuelta en mí leyéndote. Gracias.
He escrito algunas cosas que no he tenido valor de compartir con nadie; me gustaría conocer la opinión de alguien como tú (no se porqué, me has transmitido algún tipo extraño de confianza virtual), que no me conoce de nada, que no sabe nada de mí. Si no te supusiese mucho sacrificio echar una ojeada contacta conmigo. Mil gracias.