Omar se muere. No conozco de nada a Omar, ni siquiera sabía de su existencia hasta hace nada.
Pero di con él hace unos días, gracias a una recomendación en twitter de Jesús Terrés. Recomendaba el podcast titulado precisamente “Omar se muere”, con el que Omar se despide de este mundo hasta que su cuerpo resista.
Y, más allá de lo que me haya podido gustar o no el podcast, la manera en la que Omar enfrenta este episodio último de su vida, merece respecto, admiración y reflexión.
A mí, además, me ha cogido en un momento de mi vida con la guardia baja. De esos que hacen que tus sentimientos sean terreno fértil para que impacten sucesos como éste.
Y no he podido evitar preguntarme qué me diría Omar si escuchase mis quejas. Porque en estos momentos de guardia baja, uno tiende a lamentarse demasiado. De cosas cuya solución podrá ser más o menos fácil, pero que seguro serán menos irreversibles que la muerte.
Omar me diría que coja las riendas. De lo que sea. De mis problemas o de lo que ocupa mi mente. Que deje de tirar balones fuera y de escudarme en supuestas razones que nadie entiende. Que si tengo que hacerlo, que lo haga. Y que lo que piensen los demás me dé un poco igual por un día.
Omar me diría que cree algo. Que escriba, si lo que quiero es escribir, o que construya cualquier cosa que pueda mejorar la vida de la gente. Aunque el impacto sea limitado, porque siempre merece la pena.
Omar me diría, supongo, que intente ser la mejor versión de mí mismo. No diferente a lo que soy, no otra persona. Pero sí el mejor “yo” que haya dentro de mí.
Pero no he venido aquí a hacer un alegato de la superación del cáncer, ni a poner un listado de frases típicas de autoayuda. Omar tiene poco más de 30 años. Y ha creado un podcast sobre sus últimos días en el que hay más risas que lamentos. Y estoy seguro de que Omar se partiría de risa si le contase mis problemas, todos ellos con solución a mi alcance. No hay mejor autoayuda que saber que estamos aquí de paso, y que cada día nos acercamos un poco más hacia donde se dirige Omar. Todos.
Últimamente he estado bastante liado con el trabajo. Algunas mañanas, cuando se acerca la hora de comer, pienso que no me ha cundido lo suficiente. Que he vagueado y que, si pudiera empezar de nuevo el día, sabiendo lo que ya sé y dónde me he distraído, aprovecharía mucho más el tiempo. Haría más proyectos, más gestiones y respondería muchos más mails durante esa mañana.
Supongo que con la vida se puede hacer algo parecido. Vivir como a la segunda, intentando anticipar todos esos fallos, los lamentos que no llevan a ningún lado y los silencios producidos cuando había algo que decir. Y así, corregir antes de tiempo. Porque nos pasamos la vida esperando y, como dice Omar, de repente un día te sale la carta de la baraja que no querías y ya es demasiado tarde. Para comer menos carne, para hacer la llamada que siempre pospones o para cambiar de vida si no te hace feliz. Lo que sea. Quizá me equivoco, pero creo que Omar me diría algo parecido.
Y Omar nos diría, a todos, que le digamos lo que queremos decirle a esa persona especial. Y que si hacemos el ridículo, nos jodan. Dentro de unos años nadie se acordará de eso. Ya sabéis, nothing to lose.
Porque, como dice la peli Green Book, el mundo está lleno de gente solitaria que no se atrevió a dar el primer paso. Así que quizá es el momento de actuar. Con cabeza, pero el momento de hacer algo.
Porque al final, dentro de 100 años estaremos todos juntos. Omar, yo y todo el que está leyendo esta entrada. Como dice el epílogo de Barry Lyndon, “todos los personajes presentados vivieron y lucharon; buenos o mezquinos, hermosos o feos, ricos o pobres… ahora todos son iguales”
Y 100 años no son nada, Omar. Ya lo has dicho en el podcast, todos nos estamos muriendo lentamente, aunque tú un poquito más rápido. La diferencia entre tú y el resto supone prácticamente nada en la escala universal.
Así que, gracias por hacernos palpable al resto esta levedad de la vida, que diría Kundera. Por hablarnos sobre nuestra fecha de caducidad y recordarnos lo importante. Y si tu ejemplo sirve para que alguien, sea yo, sea un oyente del podcast, o algún lector de este blog, encuentre un motivo para coger las riendas, habrá merecido la pena.
Vaya, es un podcast duro y muy estimulante. Empece a escucharlo, pero no he podido continuar. El saber como acaba me crea mucha angustia a mi propia existencia. Gracias por el articulo y descubrirme a Omar!
Omar te diría que vuelvas. Que te echamos de menos.
Omar te diría que muevas el culo y te pongas a escribir de nuevo.
Momentos…intermitentes
Y a ratos interminables…
Te leo desde hace años. Eres la única persona a la que busco cuando quiero leer algo que sé que me va a poner triste, porque a veces es lo que quiero y necesito. Sentirme triste hace que lo vea todo más claro, tomo mejores decisiones, me has llegado a guiar.
Nunca dejes de escribir.
Un día más, un día menos. Es fácil evadirse con esta doble lectura de la vida.
Gracias a los dos por este ratito de reflexión.
Memento mori, Soldadito. Vamos a decir lo que sentimos a la persona especial, porque lo peor que puede pasar es que no pase nada.
Gracias por seguir escribiendo.
Todos nos estamos muriendo a distintas velocidades… gracias por la entrada y por descubrirme este podcast. Un saludo Soldadito 🙂